By Elisa Figueroa in Alana S. Portero — 26 de oct. de 2023

La mala costumbre de ocultar quiénes somos

La envolvente historia que alberga La mala costumbre se refleja en una vida despojada de libertad por el hecho de no ser lo que la sociedad espera de un individuo que nace varón.

Alejandro no se siente como “Alejandro”. A pesar de que naciera con sexo masculino, él no se siente él, sino ella. Desde pequeña se siente diferente a los demás hombres de su entorno y se ve reflejada en las mujeres que la rodean, a las cuales admira por su condición femenina y el arranque que poseen de enfrentarse a la vida. Ella misma cuenta sus vivencias desde que es una niña hasta que es adulta residiendo en un barrio empobrecido de Madrid con todo lo que esto conlleva: drogas, prostitución, muertes... En la adolescencia experimenta los cambios físicos habituales de la edad y sin más remedio tiene que paliar con desazón, ya que no se encuentra cómoda porque no identifica su cuerpo como suyo. Conocerá a gente que la comprenda, como Jay a sus catorce o a Eugenia, que la ayudarán en el proceso de intentar encontrarse a sí misma y a salir tal y como es ante la sociedad.

En todo momento habla de sus padres y hermano con ternura, sabiendo que siempre la han protegido ante cualquier adversidad, pero, sin embargo, nunca había sido capaz de contarles lo que sentía realmente por miedo al rechazo, a sentirse incomprendida y que ellos no supieran cómo gestionar la situación de desconsuelo que esto les produciría. Al relatar sus amistades con travestis se percibe la admiración que le procesa a estas mujeres, ya que ella aspira a ser igual, o por lo menos conseguir el mismo ímpetu. Pero, por desgracia, todas ellas han tenido que forjar su carácter a base de sufrimiento y tortura.

En multitud de ocasiones lo “desconocido” nos produce pavor, y en lugar de procurar entenderlo, ya no comprenderlo, lo desechamos, o incluso pretendemos erradicarlo como si no existiese. Error. De esta manera se contribuye a que existan personas que deben de esconder quienes realmente son si quieren tener un hueco “aceptable” entre los demás. Lo que dista mucho de ser una comunidad abierta y progresista que acepta y comparte las variaciones sociales.

Concisa, contundente y sentimental es la trama que te envuelve en la lectura de este libro, pasando por momentos muy duros que harán comprobar al lector (por si todavía no lo sabía) que hay situaciones que nos resultan imposibles manejar. Para mí, una historia de superación en todo su esplendor. Tacones arriba.

Palabras clave: travestismo, disforia de género, Chueca, superación, reseña de libro.