By Elisa Figueroa in Rosa Montero — 9 de feb. de 2024

La buena suerte de hallar paz

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Encontrarse a uno mismo después de sentir que lo has perdido todo es una ardua tarea que requiere reconstruirse desde la perspectiva de la inocencia infantil, momento en el que comenzamos a experimentar lo que es la vida.

Pablo Hernando es un célebre arquitecto que ha conseguido fama y prestigio profesional. Todo lo contrario en lo concerniente a su vida sentimental, que se encuentra deteriorada. Debido a esto huye de Madrid, y, sin querer, llega a Pozonegro, un lúgubre pueblo que antaño había florecido con la minería y se vio abocado a la decadencia cuando esta entra en declive.

En Pozonegro se encuentra con personas de lo más variopintas. Raluca, su vecina de 39 años es una mujer natural y humana, su perdona irradia luz a pesar de su triste pasado, el cual no la despoja de su sonrisa ni de ver el mundo con color. Felipe, su anciano vecino, es honesto y de buen corazón, a causa de haber trabajado en la minería su salud respiratoria le ata a estar enchufado a una máquina de oxígeno. Por el contrario a estos dos personajes, está Benito, el expropietario del piso que ha comprado Hernando, es un hombre envidioso hasta la médula, y, por si fuera poco, un tunante de tres al cuarto que solo le mueve el dinero que no ha conseguido por sus propios medios. Moka, expareja de Raluca, non es más que un yonki reinsertado, una escoria de la sociedad y, además, maleante. Por último, pero no menos importante nos encontramos con Marcos Soto, la figura de la atrocidad y la perversión, un delincuente buscado por la justicia. Es el primogénito del arquitecto.

Siempre hay esperanza, incluso en los peores momentos, siempre podemos hallar la luz que habita dentro de nosotros. Pero esto tan solo se consigue con retrospectiva. Indagar en nuestro ser, comprendernos, es el único método factible de que nuestra vida alcance el punto deseado al que pretendemos llegar. Esfuerzo, dedicación, constancia, son algunos de los puntos más importantes en esta compleja trayectoria.

Una historia con final feliz, por lo menos para mí. En ocasiones necesitamos a personas que nos hagan crecer, y, sobre todo, que nos enseñen a ser mejores, más compasivos. El recorrido angosto y espeluznante que tenemos que caminar es complicado, pero el orgullo que sentimos al llegar al final del túnel y vemos futuro, eso sí es felicidad.‌‌

Palabras clave: Pablo Hernando, Raluca García González, Marcos Soto, Pozonegro, minería.